Sublimes
fuerzas avanzando lentamente, prendiendo subyacentes contructos de irreversibles
raíces, con luces clandestinas de imperceptible timidez sobreviviente, que
cimbran en recodos y paredes, mimeografiados ideales entre sombras y candiles, en letras de calle venidas del tiempo en alternadas voces y clarines, de boinas,
alpargatas y overoles, aceitando el pavón de los fusiles, saludando el alba en
catatumbas de lata y bajareque, entre cantares de gallo que comulgan aromas del
café en pocillos de peltre, con fraternos abrazos despidiendo la vida, por propensos
a luego no verse, víctimas del sumiso verde secuestrado por mandos lacayos de
ajenos intereses, matando al mensajero en caliente, para tratar de impedir que el
mensaje llegue uniendo fuerzas del pueblo en un solo frente, para después de
tantas luchas y muertes, al fin surgir cual Gigante, como verdad que no muere,
prendiendo el germen de pueblo alojado en su vientre, rescatando al padre
Bolívar floreciendo rojo en el verde, uniendo en brazalete legado y espada, conquistando la causa proletaria el Poder Constituyente.
MARIO
MARTIN
17.12.2015
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