Retrógrados conciliábulos diseñando estrategias para generar
malestar con macabro juego, queriendo hacer ver que la escasez es culpa del otro y no de ellos, menospreciando
así la inteligencia del pueblo ¿quién va a creer que alguien atente contra sí
mismo? o es qué acaso es pendejo. No entienden que el pueblo bien sabe quién es
su verdugo, pero tratan de atizar el fuego en denigrantes ringleras menguando el
sustento con caros mendrugos, llenando sus arcas sembrando miserias mientras recogen peculio. Olvidan que el fuelle que insuflan también templa de rojo el
acero, qué el pueblo paciente sabe esperar el momento, qué es
preferible dejar quieto a quien está quieto, no forzando demuestre, lo qué es
capaz de hacer un Bravo Pueblo.
Mario Martin
30.11.2015
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