Negra
serpentina de señales repetidas, con la rama partida en el borde convenido, emergiendo
del follaje tras un ¿Quién vive?, las manchas
verde oliva para diluir equipaje tras el saludo y bienvenida, con escuadras que
protegen los húmedos caminos, salvando los torrentes cargados de Objetivos, que
recogen los ojos centinelas, doliendo la memoria clavada sin olvido. ¡Ruge el
Bergantín! estrechando las celadas, tragados por la selva sudan las capuchas identidades frenadas, en chinchorros mecidos de vieja madrugada, con tamiz de
estrellas en oscuras ramas cubriendo las frazadas, mientras el Turimiquire canta
sus tonadas. Sueño profundo, interrumpido por la diana, humo de fogón brindando
olor al alba, en reparto de ración, maíz en bolas de masa, con queso,
mantequilla y el café que nunca falta. Voces de aves infinitas hacen esplendorosa
gala, la muchachada se levanta. Rostros combatientes, grabados en el alma,
sueños juveniles que quedaron sin despegue por sus alas troncadas, cántaros que
ya no recogerán el agua, que llegara finalmente a la quebrada. Rossi, Manuel,
Choco, Catire, Chepa, Patricia, Florencio, Heidi, Jaime, José, Gilberto,
Natacha, Freddy, Rivas, y otros, como Domingo y Plaza, masacrados por sus sueños
de Patria Liberada. Cinco y media, aviones, bombas, metralla. Infernal
despertar, 4 de octubre en Cantaura. Veintitrés muertos, pocos rompieron el
cerco, no hubo presos, fueron ejecutados con tiros de gracia. Tristes
traiciones al Américo, que los agrupaba, Silva el último bastión de la vía
armada. Rindamos Honor y Gloria, a nuestros Mártires de Cantaura, son ya parte
de la historia de la Patria amada, su muerte no quede impune y la verdad sea
honrada.
MARIO MARTIN
Agosto. 2013
(Transformado en Prosa 3.12.2014)
(Transformado en Prosa 3.12.2014)
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