Tristeza
expectante del gran colectivo. Sentimiento inmenso por apuesta de cartas al
destino. Amor, amor valorativo. El Líder Guerrero enfrenta el desafío, mientras
su pueblo fervoroso pide en oraciones interceda el Divino. Sinergia mágica,
lazos de amor infinito, sombra de luz iluminando a pueblos el camino. La vida
consagrada, sin importarte tú mismo. Dándote por entero, en misión de elegido,
para cambiar por siempre lo que hasta ahora había sido. Un antes y un después,
que trascenderá los siglos. Homónimo ya es tu nombre al nombre de la Patria que
defenderemos tus hijos, los nietos de Bolívar que el mundo ya conoce liberando
a otros pueblos no para ser sometidos. Comandante, serás por siempre el Gigante
de este siglo. Tu firmeza frente al imperio, tú gesta libertaria y la
Conciencia que nos diste, quedaron sembradas, y aunque quedemos tristes, con tu siempre sonriendo puedes
ir tranquilo, sabremos defender la Patria mientras
libras la batalla con tu propio destino.
MARIO
MARTIN
Febrero
2013
(Versión
en prosa 7.12.2014)
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