Involuto en mágicas ondas transgrediendo espacios,
sin riendas a mi sentir ni lo pensado, disfruto del regalo de un otoño que la
vida en devenir me ha brindado, deleitando mis sentidos tras cada pliegue
develado, dejándome extasiado en melodiosa poesía de un tango acompasado, esgrimiendo
gritos del mismo atraganto en común historia enraizados, en sintonía con la
hermosura de estrellas a cántaro, en enigmáticos ecos brindados por la Stella de desprendidas palabras, trayéndonos la luna en cada gota, con su néctar latiendo de luz
extasiada, invitando al recorrido de un jardín esplendoroso, con rojos de un
Ceibo desgranado, matizado con intenso amarillo de un Capacho y el rosa con la
blanca Rosa jugando al lujo entremezclados, bajo el tañar de campanas en
amaneceres esperados, bajo el abrigo del latir incontrolado, adivinando delicias
del fundido encuentro, inspirando el alma en un abrazo, sin importar
desconocidas formas, y sumergirnos en el deleite de la alquimia con su encanto.
MARIO MARTIN
15-04.2015
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